La bella de todos y desconocida de muchos
En este escaparate expuesto al público en la navidad del año 2010 se daba a conocer como era la ciudad de Palencia a mediados del siglo XIX, así como un conjunto de esculturas realizadas con materiales de la tierra palentina, y por último se hace una representación de dos acontecimientos históricos acaecidos en la ciudad de Palencia.

Palencia se encontraba rodeada por completo por una murallla la cual permitía el acceso a la ciudad a través de dos enormes puertas, la puerta del Arco del Mercado (situada justo en lo que hoy es el comienzo de la calle Mayor desde el Salón de Isabel II), y las Puertas de Monzón (situadas justo al otro extremo de la Calle Mayor, muy cerca de donde hoy se encuentra el edificio de Correos y Telégrafos).

En dicha muralla se ubicaban 6 baluartes defensivos, sobre los cuales se encontraban cañones para proteger a la ciudad durante la Edad Media de posibles ataques enemigos.


.

En el siglo XI, Sancho III de Navarra, descubrió el lugar donde se encontaban las reliquias del mártir Antolín, príncipe visigodo ejecutado en Toulouse a fines del siglo V. Según cuenta la leyenda, estando el rey de caza persiguió a un jabalí que se refugió en una cueva. Cuando se dispuso a arrojarle el arma, su brazo quedó paralizado y el animal salió pacíficamente. Descubrió entonces la tumba del santo cuyo cuerpo incorrupto reposaba en un ataud y sobre él, en una hornacina, se encontraba una imagen de la Virgen. Esta imagen, con el tiempo tomó el nombre de Virgen de San Antolín o Nuestra Señora de San Antolín.


Realizadas por Francisco Trigueros Aguado de una sola piezas sobre muy diversos materiales, todos ellos provenientes de diferentes zonas de la provincia de Palencia.

.

.

.

.

.

.

.
6 de junio de 1217, momento en el que cambió la historia de España.
Murió el rey Enrique I de Castilla a consecuencia de la caída de una teja a los trece años de edad de modo accidental, y como consecuencia de una herida recibida en el palacio episcopal de Palencia mientras jugaba con otros niños.
Después de su defunción, el cadáver del rey Enrique I de Castilla fue conducido por el conde Álvaro Núñez de Lara al municipio de Tariego, situado entre las ciudades de Burgos y Dueñas, a fin de ocultar su muerte.Pero la reina Berenguela I de Castilla, que sucedió a su hermano en el trono castellano, se apoderó de la ciudad de Dueñas y envió a los obispos de Palencia y Burgos a hacerse cargo de los restos mortales del difunto rey, y, posteriormente, ella los acompañó hasta el Monasterio de las Huelgas de Burgos, en el que recibieron sepultura.
